
Nuestro colaborador, Rodrigo Marcone, de la Corporación LatiSUR30, nos entrega su visión de uno de los más controvertidos homenajes realizados a Gabriela Mistral en el marco del 130° aniversario de su natalicio.
Asistimos con tristeza y profundo dolor, a una iniciativa de seudo homenaje a Gabriela Mistral mal concebida y peor ejecutada. Estamos frente a un resultadooprobioso absolutamenteesperable en lo simbólico, en lo formal y artístico. Si estas gentes, tan bien intencionadas, tan creativas e innovadoras hubieran leído la obra de la poeta, maestra y pensadora universal, o al menos hubieran conversado con personasleídas de su obra, hubieran desechadotempranamente y con sincero alivio esta idea revestida de ilusoria genialidad. Así es siempre cuando la ignorancia rodea de un aura equivocada toda mala idea.
Lamentablemente, no ha sido así, y el resultado está a la vista de una comunidad que mira con estupor otra expresión más que se suma a la larga lista de afrentas que Chile, y La Serena, le ha infligido a la maestra universal. Pero para los que hemos revisado su vida y obra, ya nada nos sorprende. En esta delirante fanfarria de celebraciónde los 130 años de su natalicio, teñida de uso político de todo signo e índole, en que todo cabe, no importa mucho ya qué ni para qué. Ya lo señaló Gabriela resumiendo los dolores y humillaciones recibidas en su juventud “La Serena tierra de falso catolicismo donde no estamos bien los que creemos en la igualdad humana”.
En lo simbólico, nada más lejano a su natural sencillez y sentido de urgencia por los más desfavorecidos, porque Gabriela detestaba la sola idea de una estatua en su honor que malgastará recursos que tuvieran un uso más sanador para los dolidos habitantes de su amado Elqui. En lo formal porque la obra carece de la belleza propia de que habla Heidegger en la tarea de desocultamiento del ser que caracteriza a una obra cuando ésta es genuinamente de arte.
Y no pudo ser de otra manera, ya lo sabemos de antaño, no es posible alcanzar nobles resultados de intenciones espurias por más blanqueadas que se presenten. Entrar en los senderos de la poesía sin estar por ella acompañado siempre ha tenido altos riesgos. El hacer poético por su naturaleza esencial camina siempre por los senderos de lo inútil, aquello que no rinde ganancia, que no sirve para nada. Por ello, qué inaudita ceguera pudo concebir, a pesar de los eufemismos de turno, pretender siquiera rozar el misterio sagrado que encierra. Aquel que por inútil llena nuestra vida de sentido redentor o como diría la propia poeta “la poesía que hago me lava de los polvos del mundo y hasta no sé de qué vileza esencial parecida a lo que llamamos el pecado original”.
Publicidadpoética. Es jugar con afilados cuchillos. Los utilitaristas de siempre han creído ello posible. Pero afortunadamente, la poesía se resiste. Se rebela allí de su modo más propio. En la estética de su forma. El resultado está a la vista, impaciencia e indignaciónde todos. Un adefesio insultante. Tan claro y manifiesto que a la gente de la calle le molesta, y cuánto.
Acá se han sumado un conjunto de desatinos. Concebir la sola posibilidad de hacer publicidad de inspiración poética es de una arrogancia intensa. No es posible jugar a lo utilitario con lo inútil por esencia. La poesía gracias a Dios y a la gente común siempre se resiste y siempre triunfa frente a estos embates de los mercaderes de turno.
Pensar que el diseño haría una obra que perdure y deje temblando a quien la contemple. Qué ilusión ingenua y ambiciosa. Eso solo el arte escultórico logra como lo muestra cuanto museo hay de esta noble expresión humana.
Del municipio serenense poblado de gentes sin lecturas, ni viajes, ni sensibilidad poco y nada podía esperarse. Cayeron fácilmente seducidos por esta iniciativa publicitaria burda revestida sin mucho talento de seudo homenaje a la poeta universal. A la pensadora y maestra de América.Nada más distante de su genuina sencillez, que le granjeó admiración y respeto por el mundo entero menos en este Chile ciego, sordo y mudo a las sublimes expresiones del espíritu.
Si alguno o alguna siquiera la hubiera leído, los publicistas, la diseñadora, los mercaderesfinancistas, el alcalde y su corte de palurdos con cargos regalados y no merecidos por incapacidades manifiestas, se hubieran evitado el bochorno y el escarnio público recibido. Gabriela diría “perdónalos Señor que no saben lo que hacen” pero nosotros no gozamos de esa nobleza, cristiana y elquina a su vez.
Se quiso realizar algo perdurable. Pero ingenuos iletrados. Ya Holderlin lo había dicho: “Lo que permanece lo fundan los poetas”. Aprendan. Lean. Viajen. Sean humildes y respetuosos con la mayor pensadora de Chile. Con las palabras no se juega nos dijeron de niños. ¿Qué profunda distancia misteriosa hay en todo esto? La publicidad con sus palabras hechizantes, efímeras y vacías frente a las simples palabras poéticas que golpean como relámpagos cegadores inolvidables.
Será que todas comienza con P: publicidad, poesía y palabras, pero qué distancia tan inconmensurable las separa. Vean ustedes algo tan básico y burdo como “De maestro a maestra” sería irrisorio sino fuera por lo patético que resulta en su pobreza de sentido simple y vacío.
Poesía palabra cargada dela más alta intensidad y sentido. De muestra “Todas íbamos a ser reinas” o “El asombro del amor/ acabó con los asombros”. Allí queda resonando lo inefable y duradero. Allí está su obra que nos deleita día tras día y siempre.
Solo queda apelar a que la indignación ciudadana alumbre en ellos una súbita conciencia poética que retire el mamarracho innoble y destine los recursos a crear una biblioteca para los niños y niñas de su amado Montegrande. Verían allí a una luminosa y agradecida Gabriela.
Mientras aquello suceda. Levantemos una callada romería de expiación colectiva por las traiciones de estos pocos llevando crespones negros al oprobioso lugar.