[OPINIÓN] Como periodista Gabriela Mistral educa a Chile y América I

Aún cercanos a la celebración del Día del Periodista, desde el Instituto América Gabriela Mistral, Rodrigo Marcone nos entrega otro artículo que enlaza a la Hija Predilecta de Elqui con esta querida profesión y oficio de comunicar.       

Sabemos de los diversos oficios de nuestra Lucila Gabriela durante su viajera existencia por Chile y el mundo. Lucila Godoy Alcayaga, trabaja como Maestra, desde los 14 años; Gabriela Mistral, es laureada como Poeta desde los 25 años, cuando gana los Juegos Florales de Santiago con sus Sonetos de la muerte; Gabriela Mistral, es viajera por el mundo desde los 33 años, luego de ser invitada por México a colaborar con su reforma educativa y, Lucila Godoy Alcayaga, trabaja como diplomática representando a Chile desde los 43 años, luego de ser designada cónsul en Nápoles.

 

No obstante, no todos saben que nuestra Gabriela, afortunadamente, se dio energía, tiempo y talento, para acompañar dichos oficios  con un persistente trabajo de educación espiritual y moral de los pueblos de sus amados Chile y América, publicando en los medios escritos de Chile y el mundo que se abrieron al genio de su pluma.Sea entonces, la celebración del Día Nacional del periodista, el 11 de julio de este año, la ocasión para otorgarle en las páginas de este noble medio, Semanario Tiempo, el pleno y merecido reconocimiento de periodista a nuestra poeta elquina por el ejercicio brillante, durante toda su vida, de este oficio cabal de periodismo educativo.

 

Fue en 1928, cuando Gabriela,desde Roma, en un texto sobre el padre Camilo Henríquez, hombre de excepción en los albores de nuestra independencia, reconoce su membresía en el nuevo oficio de periodista, señalandocon tinte reprobatorio:

 

“Muy olvidado se le tiene entre los padres de la patria…y quienes menos han cuidado de honrarlo a sumedida somos precisamente los periodistas, sus ahijados, venidos de él en línea recta, por lo que no hay modo de renegar del vínculo…”

 

Continúa nuestra Gabriela, refriéndose al insigne padre Camilo Henríquez:

 

“Apetito de papel impreso para sí y para su pueblo sufría en aquella colonia nuestra…Una avidez de leer, pero, sobre todo, de hacer leer a su pobrecita gente, lo trabajaba. El papel impreso tiene su fascinación, que los tipógrafos y los letrados viciosos conocen bien…‘impresor’, ‘editor’, ‘periodista’, eran vocablos un poquito mágicos, palabras eléctricas cuyo choque se sentía en el cuerpo…”

 

Cuenta Gabriela cómo se inicia en la tarea periodística, gracias a la generosa invitación de don Carlos Silva Vildósola, escritor multifacético, que destacó principalmente por su trabajo como periodista:

 

“Él me invitó, a mí, que no escribía prosa, a colaborar en su diario. Le contesté que mi prosa no existía, que no existían sino mis versos y éstos a medias. Y tuve de él una curiosa respuesta… ‘Un poeta posee siempre el derecho a escribir prosa. Es un derecho esencial y no de ocasión. Si escribe mal un artículo, sus síntesis o sus metáforas le salvarán siempre. El poeta es el verbo en función de síntesis y esa forma del verbo yo la estimo por encima de todas. Un periódico necesita de ella también’.Por estas razones muy suyas, me llevó a escribir prosa y me hizo un sitio a su lado, con su llaneza de Maestro criollo…”

 

Y en un día de celebración de la prensa, Gabriela señala fraterna:

 “Bien quisiese yo acompañarles y tomar en su mesa, y con todos la taza de té o la cena de este día. Porque comparto con ustedes el sentido del oficio tanto como del gremio… Un montón de hombres en torno de una rotativa me parece un lindo espectáculo para ser visto y más aún para ser convivido… Diario-escuela y conformador de nuestra nación. Él ha creado también en el cuerpo moral de Chile la víscera de la concordia y la forma cordial.”

Vaya también de parte de nuestra Gabriela Mistral, un saludo de reconocimiento a la tarea educativa de  todos los periodistas regionales, en la persona de un benefactor clave,injustamente olvidado,de nuestra pequeña Lucila-Gabriela. Don Bernardo Ossandón, elquino, periodista, fundador  y Director del periódico El Coquimbo, quien la apoyógenerosamente en los inicios de su formación autodidacta, en un ambiente con muy poco acceso a libros y a personas de cierta cultura.

 

Una Gabriela, ya reconocida por el Premio Nobel, rememora humilde y agradecida:

“Un viejo periodista dio un día conmigo y yo di con él. Se llamaba don Bernardo Ossandón y poseía el fenómeno provincial de una biblioteca, grande y óptima. No entiendo hasta hoy cómo el buen señor me abrió su tesoro, fiándome libros de buenas pastas y de papel fino.

Con esto comienza para mí el deslizamiento hacia la fiesta pequeña y clandestina que sería mi lectura vesperal y nocturna, refugio que se me abriría para no cerrarse más…

El bondadoso hombre Ossandón me prestaba a manos llenas libros que me sobrepasaban…que yo entendería a tercias o a cuartas…”

 

Rodrigo Marcone

Instituto América Gabriela Mistral